16/5/11

Gracias con amor

Hace poco celebramos el día del maestro, no se si es porque sabía que ésta cuestión de enseñar sería mi vocación, que esa palabra "maestro" me resulta siendo tan bonita y con tanta luz; bonita por todo lo que significa serlo: guía, amigo y hasta padre o madre; y Luz porque he tenido la fortuna de tener a esa luz que desde pequeña me acogió y aún cuando estoy "grande" todavía la sigo viendo.

Esta entrada va dedicada a una Mujer que no hace mucho llegó a mi vida para darle luz, bien por su pelo rubio, sus ojos castaños o miel pero que resultan de un color claro, bien por su sonrisa, bien por su abrazo o por su cariño, que hacen que no parezca el camino oscuro o difícil sino que al contrario, claro y con muchas oportunidades. Ella es Patricia.

Recuerdo cuando llegó aquel martes de finales de Julio poco después de mi cumpleaños, mis compañeros afuera esperando a alguien que se llamaba "Patricia Rubianogroot" que dictaría "Introducción al filosofar" y -sin ofender- más puntual que novio feo, llega una mujer seria -que no realmente es así- con un gabán negro, tacones negros bolicheros, un pantalón gris y un buso negro, con un bello collar de alguna figura de nuestros indígenas; al verla todos entramos al salón y en silencio... fue esa impresión que causa ella de respeto y admiración, que para algunas se mostró como ese "huy yo quiero ser así".

Patricia, hizo una reflexión sobre la decisión que hemos tomado muchos de estudiar Filosofía y Letras, y con sus palabras nos da una posibilidad de que lo que hemos hecho no resulta tan erróneo como no haber querido estudiar algo que "'mijito' le de plata" sino que ésto resulta siendo el deseo, el amor, el querer saber y que de aquí surgiría un novum et vetera.

Con el tiempo, Patricia hacia sus clases puntualmente, nos hacía reír, nos hacia disfrutar de cada martes y cada viernes; llegaba con sus cosas "chifletas" -como dice ella- como gestos, palabras, lecturas, anécdotas o reflexiones; que usadas en clase nos dejaban a nosotros más locos de lo medianamente normal o a mi en un revuelto de cordura, ego, ambición y locura para comportarme, pensar o conocer -eso vendría si bien a aumentar mi Dalinianismo o a conocer ese Cortazarismo que tengo-. Y así, entre clase, hueco, verla en el Oma de la 73 tomándose un café o que me sentara junto a ella a "almorzar", comencé a creer en ella y a confiar en su mirada, creer en sus palabras y confiar en su abrazo...Tanto que cuando creí que tendría que parar con mis sueños y apartarlos, casi como un hada madrina que evita que lo que deseas no se cumpla, ella movió su barita, dio un chasquido de dedos y una puerta grande se abrió delante mio. ¿Se puede amar a una persona con tan solo un acto? -yo creería que sí, vi a Cerati en concierto y me enamore de él- ¿Por qué no amar a una mujer que me dio la mano para sostenerme tantas veces cuando sentía caerme?, ¡pues claro! es inevitable no hacerlo, pues tener cerca alguien que te hace saber que todo estará bien junto a ella, eso da firmeza y seguridad. Quizás por eso es que acudo a ella cuando me siento a "morir", junto a ella o junto a sus palabras se que las cosas estarán bien. -ahora se me derraman unas lágrimas, recordando-. A final de año... Patricia me olía a "recuerdos que no voy a olvidar"*, le escribía, ella me respondía, le contaba algunas cosas y ella aunque no me fijaba se que sonreía con ellas, por su respuestas. Ahora, si ella está estoy bien.

Confieso que al comenzar este año esperaba con mucho entusiasmo verla, el horario no ayudó mucho, tenemos clase con ella los Lunes y los Miércoles, y entrabamos un martes, no quise esperarme al Miércoles así que quise ir a saludarla y vi esa sonrisa grata diciéndome "Ana te veo más linda" -créanme cuando una mujer como ella te dice "eres bonita, eres linda, te ves hermosa, eres inteligente" uno se lo cree -pues viniendo de ella- ¿Cómo no hacerlo? -cuando me dijo eso, mi ego aumentó otro grado más, y eso si puede, pregúntenle a Dalí- pero bueno, más allá del certero piropo, el objetivo era verla, verla radiante y bella, así que el miércoles llegué con todo esa disposición para escuchar su clase de "Antropología Filosófica" que desde el primer día hasta hoy ha sido mi clase favorita, no sólo porque como pizza o porque escuche los Beatles, no, sino que en esta clase cuya pregunta fundamental es ¿Qué es el hombre? he logrado descubrirme, conocer que soy una mujer que quiere con los estados de ánimo, que comprende desde lo que vive, y que soy una mujer de posibilidades, sueños y ante todo de palabras que me ayudan a construir un estilo propio de discurso, de escritura, de pensar, de mirar -en el que los sentimientos nunca faltan-.

Así pasaron los meses y semanas en que la confianza, el cariño y mi respeto hacia ella se iba acrecentando, tanto para quererla casi casi como una mamá, -sus hijos realmente han de sentirse afortunados con una madre como ella-, una mamá un poco "chifloreta", metida en sus libros, pero que nunca deja de pensar ellos como una razón para ser feliz, que aunque quizás lejos, ese recordarlos es ya sentirlos y que la sientan cerca. Yo se que sí y que el día de la madre, el cumpleaños, navidad, año nuevo y los días que hayan la consienten, la miman y le cumplen sus caprichos -alguien así se los merece-.

Ahora me dedico a escucharla con tanta atención como esta mente dispersa pueda, a correr su puesto cerquita del mio con la idea de que quizás la inteligencia se contagie, de recogerme el cabello bien bien, para que las ideas no se queden en la punta de éste, sino que lleguen a expresarse como se debe, de descifrar sus garabatos en el tablero, de reírme con sus anécdotas como lo hacemos todos quienes la escuchamos, de cantar " let it be, let it be..." para sentirnos filósofos "estrellas de rock" o disfrutar de una buena pizza mientras leemos la construcción de una buena polis -si todas fuesen así, todas serían digeribles- y de otras clases que vendrán.

Patricia me llevó a descubrir que la vida no puede ser contemplar únicamente el cielo, que siempre hay un motivo para sonreír, que se puede ser bonita e inteligente, a vestirse bien, a que es más grato decir la verdad, que también puedo llorar, que no siempre debo ser fuerte, que también soy frágil, que es difícil ser sensible y no herirse, que la idea es bailar con lo que se conoce, que no hay nada más espantoso que bailar con alguien que baile mal, que todo lo que pasa, pasa por algo, que ser valiente no es no tener miedo sino saber que se posee y enfrentarlo, que un buen libro se abre con expectativa y se cierra con mucha satisfacción, que enamorarse es lo más bonito que podemos sentir y que no todo necesita una explicación, que lo bueno es saber que se sabe algo pero no hay por qué explicarlo, pero sobre todo a que nunca estoy sola.

En este día del Maestro una bolitas de arroz, una estrella, estas palabras no alcanzan a demostrar lo tan agradecida que estoy con esta maestra, amiga y mamá. Es que, realmente es difícil, porque ¿Cómo se le da las gracias a alguien que me ha llevado de los crayones al perfume?, ¿Qué se le puede decir a alguien que me enseñó a distinguir el bien del mal, a reconocer la debilidad del fuerte, y aprender a ser tanto fuerte, como débil?, ¿Qué se le puede dar a cambio a alguien así? intentare responder, si ella quisiera el cielo, yo pondría a través de él un "gracias con amor" que se viera claro desde lo más alto, si ella quisiera las estrellas o la luna intentaría dársela pero yo realmente prefiero darle mi corazón, esperando que le sirva, y dándole un lugar en mi memoria para que nunca se me olvide lo que aprendí, lo que me inspira, y por supuesto lo mucho que la quiero.

Patricia, yo soy una estudiante, alguien quien te admira teniéndote cerca, tu haz contribuido en gran medida a este proyecto de filósofa, que intenta no destacar sino ser sincera y hablar con el corazón adelante, no se que tan bien ni que tan mal esta "exponer" así los sentimientos, pero siempre he creído que cualquiera que sea el sentimiento si es el más honesto, jamás debería esconderse, desde ellos es que hablamos de lo que realmente somos, los sentimientos no nos engañan, al contrario nos conocen tan bien que cuando creemos tener la razón, aparecen para demostrar que ante todo somos seres con inteligencia sentiente, y por eso me expreso así.

Recuerdo aquel día que con una amiga nos hablaste, te reíste, hiciste uno de tus gestos particulares y dijiste "chao chinajas" y yo sin darme cuenta dije "ella es todo lo que quiero ser", me dice ella -mi amiga- es difícil, alguna de las dos está más loca que la otra, pero si que podemos agarrar mucho de ella. Y tiene razón sabes, cada quién es único pero siempre tiene impreso alguna influencia que alguien sembró allí.

Como estudiante, me queda aprender y comprender, pero siempre agradecerte por todo y por tanto, por hoy y por siempre. Te pido que no me faltes nunca que ya aprendí a vivir así, que no me falte tu saludo un lunes -que por si no me agrada este día-, o el abrazo del miércoles -como el de la buena suerte-, mi universo esta aquí adentro donde viven algunas persona que amo, donde vives tu y por suerte vivo yo.

Feliz Día del Maestro y porque siempre sea así. Ser maestro no puede ser algo improvisado, bien sabemos que no es ir de prisa, ser maestro es crear tormenta o tranquilidad en quien aprende, es un acto importante y en compañía, es ir al cielo y abrir la puerta, entrar al cuarto de un dios sabio y robarle algunos consejos, salir despacio y después decirlo, para que se enteren que ese dios sabio es el autor de lo que compartes. Ser maestro por solo enseñar para aumentar un inventario de alumnos, o de sentirse un arquitecto de inteligencias, no vale la pena, ser maestro es darle una cachetada a la rutina y rasgarle la piel a lo imposible, no es una cuestión de ejercicio que mejora con la práctica sino que cada día se alimenta de nuevas ideas que caban posibles, abren sentimientos y dejan salir palabras. Que quede claro que Ser maestro no es una cuestión de santidad, o de ajenidad sino de afectos, humanidad y cercanías.

Un abrazo
Te Quiero Tanto y Siempre





*Canción de Fito Páez